Cada mañana, Josefina Gerónimo revisa el clima y la calidad del aire en la aplicación AirNow antes de empezar su día. Este hábito no es casualidad: es el resultado de una vida marcada por los incendios forestales y otros efectos del cambio climático. Nacida en Jalisco, México, Josefina se mudó en 1990 a South Lake Tahoe, California, una comunidad tranquila que, con el tiempo, se transformó en un concurrido destino turístico. Pero ese crecimiento trajo consigo incendios forestales más frecuentes y contaminación del aire. Vivir con cielos oscuros por el humo y la constante amenaza de evacuaciones hizo que la vida allí se volviera insostenible.
“Con el tiempo, mis padres y yo comenzamos a observar cambios en el clima. El primer incendio que realmente nos impactó fue en 2007, el conocido “Angora Fire’”. Este incendio fue provocado por una persona que no apagó bien una fogata en un campamento. Quemó muchas casas y, desde entonces, el miedo se apoderó de la familia de Gerónimo. “Recuerdo que en mi núcleo familiar teníamos una maleta lista con documentos y ropa, siempre preparada por si teníamos que evacuar”, narró con tristeza.
En busca de estabilidad y una mejor calidad de vida, Josefina se mudó a Minnesota en mayo de 2023, donde ahora encuentra formas de adaptarse y contribuir a su entorno. Su rutina refleja ese compromiso: apoya a maestras de segundo grado en una escuela primaria, se reúne mensualmente con un comité de justicia ambiental y estudia proyectos de ley y políticas ambientales del estado. A través de su trabajo, Josefina canaliza su experiencia personal para generar un cambio positivo en su comunidad.
“Me convertí en educadora de tiempo completo en California en 2010”, explicó Gerónimo. “No conozco una profesión más política que la enseñanza.” Gracias a sus experiencias de niñez, Gerónimo aprendió a defenderse y a defender a los demás porque tuvo que navegar por sistemas complejos desde una edad temprana. Como muchos niños de familias inmigrantes, se le encomendaron varias funciones de liderazgo dentro de una estructura y una dinámica familiar muy diferentes a la de sus compañeros que vinieron de familias anglosajonas.
Y todavía, su día siempre comienza con una acción que resume todo lo que ha aprendido: verificar el clima y la calidad del aire. Para Josefina, este sencillo acto es mucho más que un hábito; es una herramienta esencial para protegerse a sí misma y a los demás frente a los desafíos que el cambio climático ha puesto en su camino.
Un recordatorio constante de los posibles riesgos
El impacto emocional de los incendios dejó una marca imborrable en la vida de Gerónimo, especialmente al observar cómo el fuego destruía la comunidad a su alrededor. “Ver cómo las personas que conocía perdieron sus hogares fue devastador”, recordó.
“Los bomberos intentaron salvar lo que pudieron, pero casi se quema la preparatoria donde estudié. Fue un golpe muy fuerte para mí”. Aunque la tierra se regeneró y algunas personas decidieron reconstruir sus casas, esa huella quedó como un recordatorio constante de lo que podría pasar. Gerónimo notó que la información sobre el incendio no era accesible en varios idiomas, incluyendo el español, lo que dificultaba que las comunidades de inmigrantes pudieran prepararse adecuadamente, algo que quedó en evidencia durante otro incendio importante en 2021, conocido como el incendio Calder.
“Recuerdo que recibimos una alerta del periódico que decía: ‘Hay un incendio, está cerca. Sigue creciendo, pero no se preocupen’. Pero mi familia y yo sabíamos que debíamos actuar por nuestra cuenta, así que preparamos todo y evacuamos.” Explicó Gerónimo. Hoy, gracias al Equipo de Bomberos y Combustibles de Tahoe, las comunidades tienen acceso a herramientas y guías en español, pero Gerónimo piensa que se debe hacer aún más para que los residentes de habla hispana tengan lo que necesitan para poder estar seguros en caso de un incendio.
Para Josefina, la falta de prioridad hacia los residentes fue especialmente preocupante. “Recuerdo que la carretera principal, la Highway 50, estuvo cerrada por un mes después del incendio. Eso dejó a mucha gente atrapada, sin poder salir. A algunas personas no les alcanzaba el dinero para pagar un hotel y se quedaron durmiendo en sus autos”, explicó.
Las secuelas invisibles de los incendios
Después de los incendios, las secuelas fueron evidentes, afectando tanto al entorno como a la vida cotidiana de los habitantes. “Las cenizas caían en silencio, y eso me dejó una marca profunda. No se escuchaban los pájaros, los osos y los venados desaparecieron. Era como una película de terror”, narró Gerónimo.
A pesar de no experimentar problemas respiratorios inmediatos, Josefina y su familia enfrentaron los desafíos de la contaminación por cenizas. “Tuvimos que evacuar durante tres semanas, y cuando regresamos, había ceniza dentro de la casa, incluso con todas las ventanas cerradas”.
El proceso de limpieza tras los incendios fue arduo, y Gerónimo tuvo que tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de su familia: “Tuvimos que hacer mucha limpieza y filtración dentro de la casa. También descubrí que hay una forma especial de lavar la ropa que ha estado expuesta a las cenizas para eliminar los químicos. Fue un proceso largo y tedioso, pero necesario para asegurar que estuviéramos a salvo”.
Ella también destacó cómo el cambio climático ha intensificado los incendios, que hoy día se describen como megaincendios. Según Gerónimo, el estado no hace lo suficiente para controlar los incendios. Hoy en día, se utilizan quemas controladas que ayudan a mitigar los incendios forestales y promover la salud de los bosques en California, pero no al nivel necesario para controlar todos los incendios Estas quemas controladas, realizadas durante siglos por comunidades indígenas, reducen la acumulación de combustible forestal, revitalizan los ecosistemas, fomentan la biodiversidad y restauran el equilibrio natural del paisaje, haciendo los bosques más resilientes frente a incendios incontrolables.
Un nuevo comienzo en un entorno más seguro
Finalmente, el 16 de mayo de 2023, Gerónimo tomó la decisión de mudarse a Minneapolis con su pareja Erik y su gato Félix, buscando un entorno más seguro para su familia. “Estuve viviendo en varias ciudades de California antes de tomar la decisión de mudarme a Minneapolis”, explicó. “Sabía que el cambio climático iba a seguir afectando el estado donde crecí, y no quería seguir exponiendo a mi familia a esos riesgos. Ahora, en Minneapolis, aunque el invierno es duro, prefiero eso al riesgo constante de incendios y contaminación. Aquí, aunque hay otros desafíos climáticos, siento que tengo más control sobre mi vida y mi entorno”.
Esta decisión no solo transformó la vida personal de Gerónimo, sino que también amplió su compromiso como activista climática. Se ha dedicado a abogar por la justicia ambiental y a fortalecer a comunidades desatendidas para enfrentar los retos del cambio climático. “Comencé a abogar por mis estudiantes y sus cuidadores dentro y fuera del aula, más recientemente como encuestadora para una organización local sin fines de lucro , y actualmente formo parte del Programa de Equidad Comunitaria de la Fundación Wilder centrado en el trabajo legislativo y político”, explicó. El Programa de Equidad Comunitaria (CEP) es un programa de liderazgo político inmersivo que reúne a personas negras, indígenas y/o de color interesadas en involucrarse en la política legislativa de Minnesota y luchar por cambios en sus comunidades.
Gerónimo ha forjado una trayectoria notable como promotora de prácticas antirracistas y defensora del empoderamiento comunitario. Con una sólida formación académica en Educación Multicultural y una carrera que abarca desde la enseñanza primaria hasta programas de alfabetización y STEM, su labor se centra en crear espacios inclusivos y resilientes para las comunidades que más lo necesitan. Actualmente, su liderazgo se manifiesta a través de iniciativas como el Consejo de Liderazgo de Comunidades Culturales y Étnicas y Comunidades Organizando el Poder y la Acción Latina, donde trabaja para garantizar que las voces de las comunidades marginadas sean escuchadas en el ámbito de la justicia ambiental.
“El haber crecido en California y haber sido afectada directamente por los incendios forestales y ahora por los megaincendios fue un impulso para aumentar mi visibilidad y aportar mi historia a la investigación, ya que rara vez se incluye a las comunidades de color, y de esa forma motivar a otros a compartir sus propias experiencias”, manifestó.
Para Gerónimo que actualmente trabaja en la Academia César Chávez como Educational Partner asistiendo a las maestras de segundo grado, la educación no solo es una herramienta de transformación, sino también de sanación, una visión que inspira tanto a su labor como a quienes la rodean.
Ante el aumento de temperaturas extremas y la creciente amenaza de desastres naturales Gerónimo es una voz en la importancia de la preparación y la defensa comunitaria. “Lo más importante es estar preparado. Esto no es una fantasía, es una realidad. Cada año enfrentamos temperaturas más altas, incendios más intensos y cambios en nuestras rutinas”, explicó.
Josefina no solo ha encontrado un nuevo hogar en Minnesota, sino también un propósito. El 17 de octubre de 2024, recibió un reconocimiento por sus esfuerzos para empoderar a la comunidad latina. “Me confirmó que estoy haciendo algo importante”, comentó.
Lo que más la conmovió fue lo que le dijo Carolina Ortiz, una líder de Comunidades Organizando el Poder y la Acción Latina: “Tu trabajo es muy importante para nosotros. Eres una voz fuerte y necesaria”. Para Josefina, esas palabras reafirmaron su compromiso de seguir luchando por un futuro más justo y sostenible.